Todo sigue igual en la iglesia de Infanta y Santa Marta
Amanece en La Habana. El sol se refleja en los charcos de la calle Manglar, los cuales delatan la lluvia que hubo en la madrugada. Siento ruido de vehículos, me asomo por la ventana y el color verde de sus chapas me indica que todavía persiste la situación en la iglesia pentecostal de Infanta y Santa Marta.
“Es muy triste, verdaderamente, lo que ha sucedido y lo que está sucediendo en lo que fuera una de las congregaciones más importantes de la Asociación religiosa Asambleas de Dios en Cuba, sita en la calle Infanta y Sta. Marta en el municipio Cerro, La Habana.
“Hace alrededor de un año y medio el pastor de esa iglesia rompió unilateralmente sus relaciones con la Asociación a que pertenece dicha congregación, desobedeciendo las orientaciones de la misma y causando una gran división y confusión entre la mayoría de sus miembros pues comenzó a plantear cosas como que ‘los verdaderos cristianos no pecan más’ y que las demás iglesias no están cumpliendo con la Biblia, etc. Esto hizo que muchos abandonaran esta congregación y se unieran en cultos especiales para ellos en la iglesia de la misma denominación que se encuentra en el municipio Diez de Octubre llamada ‘Príncipe de Paz’.
“Los directivos de la Asociación han suplicado reiteradamente al supuesto pastor que deponga su actitud que en nada beneficia a la iglesia y que crea división y distorcionamiento de la sana doctrina cristiana que debe estar presente siempre en la práctica y conducta de cada fiel. Ese ‘pastor’ no ha querido oír a nadie y se empeña en su herejía condenable tanto en las Escrituras Sagradas como en la vida de la Iglesia.
“Dicho sea que la Asociación de la Iglesia Evangélica Pentecostal ‘Asambleas de Dios’ han hecho todo lo posible para que esta división deje de ser sin éxito alguno.
“Pero ahora nos enteramos que ha sucedido un hecho del cual es absolutamente responsable el ‘pastor’ en cuestión. Él le ha inculcado a los miembros que le quedan en la iglesia ‘que va a ocurrir un gran cataclismo en Cuba’ y se han encerrado en el templo, según tenemos noticias, en ayuno y oración esperando la supuesta destrucción apocalíptica…”, publicó en la Red un bloguero, haciendo alusión a un mensaje enviado por un amigo suyo, explicando la situación en cuestión.
Yo no creo que a ese demente, nombrado Braulio Herrera Tito, se le pueda llamar “pastor”, ni que esté tan demente y, mucho menos, que sea fanático.
¿Hasta cuándo ese “señor” va a continuar con esa actitud? ¿Cómo estarán los niños? ¿Cuánto le durarán las provisiones que compraron? ¿Cómo acabará todo esto?
Mientras me hago preguntas como estas, continúo reportando en Twitter (@mairimsilva).
Ahora el astro rey va tomando fuerza y secando los charcos; pero la calle sigue siendo la misma, luce igual que siempre: tranquila y calmada, como cualquier domingo.
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